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domingo, 26 de agosto de 2012

enfermedad del viajero


Este cuadro, se produce por falta de movilidad en los viajes, sean aéreos o terrestres, de larga duración, pudiendo ocasionar graves problemas circulatorios por la aparición de trombos (coágulos) en el sistema venoso profundo de los miembros inferiores, pudiendo aparecer días después.

  Las venas tienen una pared delgada con una fina capa muscular y se comportan como un sistema de conducción y “depósito”. Los músculos son muy importantes para la circulación venosa en las extremidades inferiores, donde la sangre, va hacia arriba, es decir tiene que vencer la fuerza de gravedad. Al contraerse, los músculos oprimen las venas y expulsan la sangre hacia territorios más proximales.
  La principal causa del síndrome del viajero es la inmovilidad a la que están sometidos los pasajeros de un avión. No mover las piernas y estar durante un largo periodo en la misma postura, es el principal factor de riesgo para desarrollar esta enfermedad. En un principio se denominó a este proceso síndrome de clase turista, al relacionarse con el espacio entre los asientos, ya que la presencia de un espacio más reducido en esta clase favorecía la inmovilidad del pasajero.

  También se ha relacionado la aparición de este síndrome con la duración del viaje, puesto que aparece sobre todo en trayectos de larga duración, sobre todo transoceánicos o intercontinentales.
  La presurización de la cabina y el estado de hidratación, el consumo insuficiente de agua o líquidos y la escasa humedad relativa que existe dentro de la cabina favorecen la deshidratación, con lo cual aumenta la viscosidad de la sangre. También se relaciona la aparición de estos coágulos con la disminución de oxigeno a la que pueden estar sometidos los pasajeros. Se pueden establecer factores de riesgo de padecer este síndrome en aquellas personas que por edad o por la presencia de alguna enfermedad tienden a permanecer inmóviles, padecen una menor masa muscular o simplemente tienen una mayor facilidad para generar trombos (coágulos). Asimismo, la presencia de una circulación venosa lenta o de un sistema venoso profundo alterado predispone también a la formación de estos coágulos

Medidas de prevención

  Es importante levantarse periódicamente para dar algún paseo. Debemos procurar hacer ejercicios con los pies, sobre todo de flexión y extensión, para contraer los músculos de las piernas y favorecer el vaciamiento del sistema venoso profundo. Es conveniente ingerir una aspirineta o aspirina, que disminuyen la “coagulabilidad” de la sangre, consumir líquidos abundantes a lo largo del viaje y evitar el alcohol, por su capacidad de aumentar la cantidad de orina.
  Conviene no llevar prendas ajustadas y utilizar medias de elastocompresión graduada antes de iniciar un viaje y, si nos consideramos una persona de alto riesgo, consultar al médico sobre cómo tomar precauciones adicionales.


 


10 consejos para prevenir el Síndrome de la Clase Turista
 Si tiene que realizar un viaje de larga duración, procure elegir asientos situados en el pasillo, pues le permiten mayor libertad de movimientos.
 Es aconsejable, tomar una aspirineta una hora antes del vuelo.
 No ubique equipaje bajo el asiento, pues disminuirá el espacio y la posibilidad de mover sus piernas.
 Utilice medias de compresión durante el vuelo para ayudar a que la sangre no se acumule en sus piernas.
 Si quiere dormir durante el vuelo, intente estirar las piernas.
 Evite la ropa ajustada, ya que impide la adecuada circulación sanguínea.
 La presurización de la cabina hace que el cuerpo pse deshidrate y que la sangre se vuelva más espesa, con el consiguiente riesgo de trombosis. Para evitarlo, se recomienda beber abundante agua, no tomar alcohol antes y después del vuelo, así como bebidas que contengan cafeína, ya que pueden provocar deshidratación.
 Evite cruzar las piernas, ya que impide el retorno sanguíneo.
 Levántese y camine cada 1 o 2 horas. Haga ejercicios de contracción y estiramiento de la musculatura de la pantorrilla (elevando los dedos del pie, como para andar con talones y, al revés, elevando los talones como para andar de puntillas).
 Si tiene factores de riesgo (ha sido sometido a alguna operación de cirugía mayor, ha sufrido traumatismo reciente de las extremidades inferiores, con historia previa de trombosis o predisposición familiar a sufrirla, o tiene problemas de circulación venosa) consulte a su médico antes de efectuar un viaje de largo recorrido.
NO OLVIDE QUE ESTOS CONSEJOS DEBEN APLICARSE TAMBIÉN PARA EL VUELO DE REGRESO.

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